sábado, 10 de marzo de 2012

EXPERIENCIA DE ADELA AGUILAR

Pocas palabras nos piden para que resumamos nuestra experiencia en este viaje, en esta toma de contacto con nuestros vecinos de Marruecos. Se nos pide que nos quedemos con un momento, con un hecho, con un instante pero eso es imposible. Han sido tantos momentos vividos de una manera tan intensa que sería imposible resumirlos en unas pocas líneas. Tan increíble ha sido el hecho de que unas mujeres condenadas a estar siempre en sus casas tengan la oportunidad de salir de esta y asomarse un poco al mundo que las rodea y que les brinda una oportunidad de sentirse más realizadas aun ya que tienen un trabajo por el que reciben una remuneración además de todo el que realizan en sus casas que hacía que se respirase aroma de liberación. Increíble también esos pequeños y pequeñas que viven en esa casa y que duermen en esas cunitas tan pequeñas pero que es lo mejor que les pueden dar esas educadoras que con tanto cariño tratan a todos y todas y que hacían que se respirase amor en aquella casa. Increíble también como esas niñas nos lo han querido dar todo, sus caras de ilusión, sus miradas tan profundas que expresaban tantas cosas y que te daban tantas ganas de quedarte allí con ellas para enseñarles a jugar ya que saber que no tienen ni espacio ni la oportunidad de jugar me ha dejado un nudo en el estomago que me corroe por dentro, pero aun así allí se respiraba el aroma de la ilusión. Increíble como esos jóvenes son capaces de dárselo todo a esos menores que no tienen la oportunidad y que de tan diversos modos dinamizan sus vidas para hacérselas más digeribles, para que sus realidades tengan ese toque de color que se podía respirar en ese centro donde la alternativa a una vida gris era posible.
En definitiva de este viaje si solo se me permitiese aportar una palabra esta sería la palabra aromas ya que infinidad de aromas nos han invadido y nos han hecho que no nos quedemos indiferentes ante una realidad que nos toca tan de cerca y que si nos parasemos a reflexionar un poco en España estábamos en una situación parecida en la época de la posguerra y más o menos hemos salido adelante; esto debería de animarnos a todas las personas a que veamos que siempre es posible intervenir, dentro de tus posibilidades, y que un mundo mejor se puede conseguir.
Solo me queda dar las gracias por esta oportunidad que se me ha brindado que no me ha dejado más que perpleja con esa cultura y con las personas que hemos conocido y la ilusión con la que trabajan para que parte de su mundo sea más justo y las personas que más lo necesitan puedan vivir un poquito mejor gracias a ellos y ellas.

ADELA MARÍA AGUILAR AGUILAR 

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